Entendemos por posición corta o bajista a la venta por parte de un inversor de un determinado activo financiero que no posee en la actualidad, en la confianza de que la cotización del mismo mantenga una senda bajista obteniendo un resultado positivo al liquidar el mismo mediante la obtención de la diferencia entre el precio real pagado por su venta y el precio real obtenido con su compra, posteriormente.
En tal caso, el inversor de contratos por diferencias –cfd- tiene la ventaja de poder invertir a la baja sin haber comprado antes, ya que tan solo tiene que llevar a cabo una operación de venta del derivado, sin importar que no haya comprado este antes. De esta forma, como las liquidaciones de estos contratos se realizan por diferencias entre los precios de venta y de compra, si más tarde compra el mismo contrato por diferencias –cfd-, se liquidarán a posteriori las diferencias entre los precios de venta y los precios de compra.
Cuando invertimos mediante contratos por diferencias –cfd- adoptando posiciones bajistas, si el inversor mantiene abierto el negocio a final de sesión recibe una compensación económica por su posición.
El emisor del contrato por diferencias –cfd- ingresará diariamente, a final de la sesión bursátil, en la cuenta del inversor que mantiene una posición vendida, en concepto de intereses, la cantidad equivalente a un tipo de referencia, generalmente Euribor a 12 meses más un dos o tres por ciento del valor total de la posición vendida. Por tanto dicha inversión estará devengará a favor del inversor un pequeño interés adicional al que pueda conseguir con el cfd.