Se denomina accionista a las personas naturales o jurídicas, indistintamente, que son titulares de acciones de cualquier tipo de sociedad, tanto anónimas, limitadas o comanditas.
En la persona del accionista se da la dicotomía de ser a un tiempo socio capitalista de la empresa y participar en la gestión de la misma, de manera mancomunada en función del número de títulos que el mismo posea. En el supuesto de las sociedades anónimas, al contar la misma con gran número de accionistas, no todos participan en la gestión de la sociedad, pues muchos de ellos tan solo están interesados en recibir los beneficios generados por la misma vía dividendos. En cambio, estos accionistas si tendrán, en todo caso, interés en conocer de primera mano el estado contable de la empresa.
En la persona del accionista se da la dicotomía de ser a un tiempo socio capitalista de la empresa y participar en la gestión de la misma, de manera mancomunada en función del número de títulos que el mismo posea. En el supuesto de las sociedades anónimas, al contar la misma con gran número de accionistas, no todos participan en la gestión de la sociedad, pues muchos de ellos tan solo están interesados en recibir los beneficios generados por la misma vía dividendos. En cambio, estos accionistas si tendrán, en todo caso, interés en conocer de primera mano el estado contable de la empresa.
Desde otro punto de vista, hay que tener en cuenta que el accionista de una sociedad es también un inversor, puesto que es el que aporta capital a la sociedad con un fin específico, a saber, obtener rentabilidad para su capital a través del dividendo repartido por la sociedad a cuenta de beneficios.
Se denomina renta variable a dicha inversión al no existir ningún contrato que garantice al inversor la percepción de una cuota fija como contraprestación a la inversión realizada, ni siquiera si recibirá dicha cuota o dividendo.
El pago al accionista-inversor se realiza de dos formas, a saber:
1. Por la vía del pago de dividendos, a cuenta de los beneficios obtenidos por la sociedad.
Se denomina renta variable a dicha inversión al no existir ningún contrato que garantice al inversor la percepción de una cuota fija como contraprestación a la inversión realizada, ni siquiera si recibirá dicha cuota o dividendo.
El pago al accionista-inversor se realiza de dos formas, a saber:
1. Por la vía del pago de dividendos, a cuenta de los beneficios obtenidos por la sociedad.
2. Por el aumento del precio de la sociedad en los mercados de valores donde esta cotice. El aumento de dicho valor se produce como consecuencia de la fluctuación libre de la acción en los mercados bursátiles donde esta cotice y todo ello en base al libre juego de la oferta y demanda, y teniendo como principal referencia la buena o mala gestión de la misma y su capacidad de generar beneficios o pérdidas en el futuro, así como por el incremento de los activos de la sociedad a través de beneficios obtenidos en el pasado.