1. Son productos muy transparentes. La composición de cada ETF se publica diariamente. Así el inversor está enterado en todo momento de la composición del mismo, de sus compras y de sus ventas. Asimismo se publica diariamente el valor liquidativo del ETF –con valoración también en tiempo real-. Se publica asimismo información del ETF de forma periódica -mensual, como semestral y anual-.
2. Bajas comisiones. Los ETFs no tienen comisiones de suscripción, de reembolso ni de resultados. Tan solo están grabados los ETFs por un canon de negociación y una comisión total anual reducida de bajo coste, lo que lleva aparejada la casi inexistencia de rotación.
3. Enorme diversificación.
4. Posibilidad de apertura de cortos siempre que exista disponibilidad de préstamo de valores. A los ETFs que tienen la posibilidad de apertura de cortos se les denomina ETFs inversos.
5. Negociación en tiempo real. Con lo cual los precios de compra y venta serán siempre los que marquen el valor o índice al que el ETF replique.
6. Los ETFs son productos más líquidos que los fondos de inversión tradicionales, existiendo ya en la actualidad un enorme abanico de más de mil ETFs que replican una enorme variedad de clases de activos financieros.
7. Los ETFs, como las acciones, pueden repartir dividendos