Desde hace aproximadamente un año o año y medio nos encontramos en una difícil coyuntura económica. Padecemos una fuerte crisis financiera y los PIB de la gran mayoría de los países registran dígitos negativos: estamos en recesión.
Como todo el mundo sabe, los mercados bursátiles descuentan, incluso con bastante anticipación, los ciclos económicos. Como era de prever, las bolsas del mundo, sin excepción, llevan tiempo cayendo, podíamos decir que, en barrena. Ante esta preocupante perspectiva, el inversor medio, es decir, la gran mayoría, si no supo a tiempo, se encuentra "pillado", sin poder deshacer sus posiciones o con el riesgo de perder la mayor parte de su inversión en este momento.
Ante esta perspectiva, y con este post queremos dejar apuntado, aunque sea muy brevemente, las opciones que tiene el inversor medio de beneficiarse del mercado actual o bien, al menos, poder cubrir, en su totalidad o al menos en parte, su cartera de inversión. Existen para ello productos bursátiles denominados derivados, muchas veces desconocidos para el inversor medio que, al permitir adoptar con los mismos posiciones cortas o bajistas, posibilitan al inversor la obtención de conseguir beneficios en periodos tan acusadamente bajistas como en el que nos hallamos. Por otro lado, y como consecuencia del efecto apalancamiento financiero que llevan implícitos la mayoría de los derivados, estos productos son ideales para la cobertura de carteras por parte del inversor medio, minimizando el riesgo asumido con la cartera principal mediante el desembolso de una pequeña cantidad invertida en derivados -asumiendo la posición contraria a la cartera principal-.
Entre los principales productos que podemos utilizar en tiempos en los que los mercados bursátiles han invertido la tendencia a la baja, podemos encontrar:
Los futuros financieros, los contratos por diferencias o CFDs, los Exchange Traded Funds inversos o ETFs inversos, los warrants, el forex o divisas y las opciones sobre acciones.