Sin tener especiales conocimientos de bolsa, cualquiera sabe que esta es un gran mercado en el que compramos y vendemos participaciones de las empresas cotizadas en la misma. Todos entendemos el acto de comprar un paquete de acciones pero, muy pocos, llegan a entender, así "a bote pronto", el hecho de poder adoptar una posición corta o bajista, es decir, vender algo que no tienes. Por ello, quizás los mercados de derivados tienen, hoy por hoy una relevancia menor (amén de la mayor complejidad que los mismo llevan aparejados) entre el común de la población.
Posiblemente, esto podría cambiar, una vez arraigados los fondos cotizados o ETFs en nuestro pais, tras desbancara los fondos tradicionales de inversión. Este cambio podría venir de la mano de los ETFs inversos.
Efectivamente, con los ETFs, como ya hemos apuntado en anteriores artículos, podremos "comprar" una cesta productos bursátiles -acciones, commodities, divisas, índices, ect-. Ahora bien, al aparecer los llamados "ETFs inversos" -que adoptan la posición contraria a la cesta de valores que replican- también podemos "vender" esa cesta de productos, con todas las ventajas que tienen los ETFs y, en este caso, quizás la principal, las reducidas comisiones del fondo.
Así, en el supuesto de contratar un ETF inverso, si los valores sobre los que está replicado bajan, nuestro fondo estará ganando en la misma proporción a la bajada. Es decir, sería semejante que si hubiésemos adoptado una posición corta o bajista con productos derivados (futuros, cfds, forex ect), y, además, con las ventajas de estar más diversificados y con unas comisiones realmente atractivas.
Este tipo de ETFs inversos son ideales a la hora de invertir en épocas como la actual en las que los mercados mantienen una acusada tendencia bajista.